Concilios Intermedios

El presbiterio tiene jurisdicción sobre los consistorios de todas las congregaciones de la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.) dentro de sus límites y sobre todas sus personas miembro ministras. Se compone de todas las iglesias y personas ordenadas al ministerio de la Palabra y Sacramentos (también llamadas ancianas docentes) dentro de un distrito determinado.

Como se detalla en el Libro de Orden, cuando el presbiterio se reúne, sus personas miembro incluyen:  todas las personas ordenadas al ministerio de la Palabra y Sacramentos que son membresías del presbiterio, todas las personas ancianas comisionadas por sus consistorios para asistir a esa reunión, y cualquier persona anciana elegida moderadora del presbiterio por la duración de su término.  

El presbiterio tiene autoridad para organizar nuevas congregaciones, fusionar o dividir congregaciones, despedir a una congregación a otra denominación o disolver una congregación, todo ello en consulta con las personas miembros de la congregación en cuestión.

Cuando una iglesia se encuentra sin un pastorado, el presbiterio asume la supervisión especial de esa iglesia, nombrando una persona moderadora para el consistorio, proveyendo para que el púlpito esté cubierto, y haciendo otras cosas necesarias en ausencia de un pastorado instalado. El presbiterio también escucha y actúa sobre las solicitudes de las congregaciones para las exenciones relativas a la elección de mujeres, hombres y personas no binarias como oficiales y en relación con la rotación de oficiales.

El presbiterio tiene el poder de ordenar, recibir, destituir, instalar, remover y disciplinar personas ordenadas al ministerio. Es prerrogativa del presbiterio tanto establecer la relación entre una congregación y una persona ordenada al ministerio, así como disolver una relación cuando sea necesario.

No todas las personas ordenadas al ministerio son pastoras de iglesias. El presbiterio tiene la responsabilidad de supervisar a aquellas personas ministras que trabajan en otras áreas del ministerio, tales como profesores, evangelistas, administradores y en otras formas de ministerio reconocidas como apropiadas por el presbiterio.

El presbiterio participa en las deliberaciones del sínodo y de la Asamblea General eligiendo personas comisionadas para servir como miembros de estos cuerpos gobernantes en sus reuniones.

El presbiterio tiene el derecho y la responsabilidad de proponer al sínodo o a la Asamblea General medidas que puedan ser de interés común para la misión de toda la Iglesia. Por lo general, esto se logra mediante una moción, que es una preocupación escrita adoptada por el presbiterio y enviada al sínodo o a la Asamblea General para su consideración.

El sínodo es el cuerpo gobernante que supervisa la vida y misión de la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.) dentro de una región geográfica específica que incluye al menos tres presbiterios.

Como se detalla en el Libro de Orden, el sínodo tiene la autoridad de organizar nuevos presbiterios y dividir, unir o combinar de otro modo presbiterios o partes de presbiterios previamente existentes. Esto incluye la oportunidad de organizar presbiterios no geográficos para atender las necesidades de las congregaciones étnicas raciales o de inmigrantes.

El sínodo tiene la responsabilidad de proporcionar servicios y programas a los presbiterios, consistorios, congregaciones y personas miembro dentro de su área, que pueden realizarse más eficazmente desde una amplia base regional. El sínodo tiene el derecho y el deber de proporcionar programas que ayuden a sus presbiterios a realizar juntos ministerios que serían difíciles o imposibles de realizar por separado.

Al igual que los presbiterios, los sínodos también están encargados de desarrollar y proporcionar los recursos necesarios para facilitar la misión de sus presbiterios. Los sínodos ofrecen a menudo programas que facilitan la formación de líderes, el ministerio universitario u otros tipos de ministerio que trascienden los límites de sus presbiterios.

Los sínodos, al igual que los presbiterios, son responsables de proponer a la Asamblea General medidas que puedan ser de interés común para la misión de toda la Iglesia. Por lo general, esto se logra mediante una moción, que es una preocupación escrita adoptada por el presbiterio y enviada al sínodo o a la Asamblea General para su consideración.