Juvetud adulta descubre y transforma el mundo a través del programa YAV

LOUISVILLE - De las aulas a los vestuarios -y vuelta a empezar- Steffan Johnson se ha encontrado en una búsqueda de 27 años para descubrir el "mundo real".

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Nacido en Carolina del Sur, cursó sus estudios universitarios en la Universidad de St. Andrews, vinculada a la IP (EE. UU.), donde jugó fútbol americano universitario mientras obtenía un título en filosofía y estudios religiosos. Dijo que, debido a que en esos años no encontró lo que buscaba, se matriculó en el Seminario Teológico de Pittsburgh.    

"En el seminario, como no tenía a mis amigos conmigo en el vestuario, simplemente vertí toda esa energía en mis estudios", dijo Johnson, quien recibió una maestría en estudios teológicos en 2023. "Me sumergí en todo lo que nos dieron los profesores, incluidos Martín Lutero y Agustín. Y aunque el seminario cambió mi vida, no puedo simplemente ir y decirle a un desconocido en la calle lo que dijo Martín Lutero. Me encanta Agustín, pero el 95% de las iglesias ni siquiera sabrían quién era. Necesitaba encontrar el lenguaje con el que pudiera conectar con personas comunes".

Y finalmente lo encontró, a través del programa de Juventud Adulta Voluntaria (YAV) de la IP (EE. UU.). 

El programa YAV, que lleva tres décadas cambiando la vida de la juventud de entre 19 y 30 años, también hace hincapié en vivir en una comunidad cristiana intencional, en la formación espiritual y en el discernimiento vocacional.

"Me comprometí con mi año de YAV cuando tenía 25 años y acababa de salir del seminario", dice Johnson. "Hasta ese momento, sólo era una estudiante que seguía estudiando, lo que me ponía un poco nerviosa. Tenía amistades que estaban formando familias y negocios, y me sentí como si fuera la primera vez que me adentraría en el mundo. El programa YAV me ayudó a entender el flujo del mundo real".

Un año de  servicio ecuménico, basado en la fe , que se vive en lugares de EE.UU., virtualmente y en todo el mundo, el programa YAV se apoya, en parte, a través de la Ofrenda de Pentecostés, una de las cuatro Ofrendas Especiales de la IP (EE. UU.).     

La Ofrenda de Pentecostés no solo beneficia al programa YAV, sino que también apoya a la Oficina de la Juventud Presbiteriana y el Trienio y a la iniciativa nacional “Educa a la Niñez, Transforma el Mundo".     Una característica distintiva de esta ofrenda compartida es que el 40% de la misma es retenido por las congregaciones individuales para los ministerios locales, mientras que el 60% restante se utiliza para apoyar a la niñez en situación de riesgo, a la juventud y a la juventud adulta a través de los ministerios de la IP (EE. UU.).

"Nuestra lema, 'Un año de servicio para toda una vida de cambio', es realmente cierto", dijo Destini Hodges, coordinadora del programa YAV, del que han salido más de 1,900 exalumnos en los últimos 30 años. "Me encanta la forma en que la juventud adulta se 'transforman' a través de su servicio".

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Como parte de ese alumnado, el programa colocó a Johnson en cuatro sitios diferentes de Nueva Orleans durante su etapa como YAV.

"Tuve una visión bastante amplia", admitió.

El servicio de Johnson abarcó períodos en el Banco de Alimentos Jefferson, Mid-City Ministries, un programa extraescolar; Rebuilding Hope in New Orleans (RHINO), un ministerio de toda la ciudad centrado en proyectos de servicio y trabajo voluntario establecido originalmente en respuesta al huracán Katrina por la Iglesia Presbiteriana de la Avenida St. Charles; y el Programa de la Esperanza, dirigido por la Primera Iglesia Presbiteriana, que atiende a la población sin hogar de Nueva Orleans.   

"Durante mi proceso de discernimiento, uno de los aspectos que me impulsó fue el voluntariado en estas múltiples comunidades en Nueva Orleans", dijo Johnson. "Era mi oportunidad de ver dónde eran útiles mis estudios en el mundo. Mientras aprendía más sobre la ciudad, me vi ayudando a gente necesitada, la juventud y la juventud adulta, todo ello mientras compartía comunidad con otros YAV, disfrutando de música jazz, buena comida y gente aún mejor".  

Como siempre estuvo "intrigado por la pastoral juvenil", Johnson descubrió que su servicio en la YAV, centrado en la juventud, le ayudó en su discernimiento vocacional.

"Mientras estuve en Nueva Orleans, fui voluntariado como tutor y, en el mismo programa, dirigí un estudio bíblico con la juventud", recuerda. "¡Ha sido genial! Aunque mi entusiasmo por el ministerio juvenil me preparó definitivamente para mi papel de JAV, mi formación en educación fue puesta a prueba por un cariñoso grupo de alumnos de primaria".

Como cuando Johnson enseñaba a leer a alumnos de segundo grado, lo que calificó de "lo más difícil de la vida".

"Intentaba ser cool pero también ser la figura disciplinaria que necesitaban", dijo. "Y cada vez que me hacían preguntas difíciles, tenía que reconocer que no siempre tengo todas las respuestas. Todos seguimos aprendiendo"

Incluidos los YAV de su propia comunidad, tres de los cuales eran de Escocia.

"Compartiendo una casa juntos, me di cuenta de cuántas cosas en nuestras vidas son la norma pero no son realmente normales para los demás", dijo Johnson. "Por ejemplo, intenté explicar qué es el Mes de la Historia Negra porque no todo el mundo lo sabe. Todos seguimos aprendiendo".

Especialmente el propio Johnson.

Como se dio cuenta de que todavía estaba discerniendo su camino vocacional cuando su año en Nueva Orleans llegó a su fin, Johnson solicitó y sirvió en un puesto de YAV virtual en las oficinas de Asia Pacífico y África de la IP (EE. UU.).

Estaba agradecido por la oportunidad y por la Ofrenda de Pentecostés, que en gran medida la hizo posible. 

"El pueblo presbiteriano debe dar a la Ofrenda de Pentecostés para que la juventud pueda experimentar diversas comunidades, aprender más sobre su lugar en el mundo y construir un apetito de justicia para las generaciones futuras", dijo Johnson. "Al dar, la juventud adulta tiene la oportunidad de crecer socialmente, vocacionalmente y, lo que es más importante, espiritualmente".