La práctica del hermanamiento guía a toda nuestra iglesia conexional. Nos guía individualmente como miembros, líderes y pastores. Nos guía colectivamente en nuestras congregaciones, presbiterios, sínodos, ministerios de la Asamblea General, e instituciones vinculadas. Este documento parafrasea una declaración de política adoptada por la 215a Asamblea General (2003) sobre la misión en hermanamiento.