"Pero que fluya como agua la justicia,y la honradez como un manantial inagotable." (Amós 5:24, DHH).
Una vez más, los Estados Unidos se encuentran en una encrucijada para hacer frente al racismo y la supremacía blanca. Las desigualdades raciales han quedado expuestas en la pandemia COVID-19 y en los asesinatos de Ahmaud Arbery en Georgia, Breonna Taylor en Kentucky, Tony McDade en Florida, George Floyd en Minnesota y Rayshard Brooks en Georgia. Estas tragedias han acaparado la atención nacional, y las desigualdades, el racismo y los actos ilícitos afectan diariamente a los negros, los indígenas y las personas de color.
Como seguidores/as de Jesucristo, que ama a todos/as y nos llama a desafiar las estructuras injustas de la iglesia y la sociedad, estamos llamados/as a trabajar por la justicia y la paz para todo el pueblo de Dios.
La Iglesia Presbiteriana (EE. UU.), en "Facing Racism: A Vision of the Intercultural Community" ("Enfrentando el Racismo: Una Visión de la Comunidad Intercultural"), Política de la Iglesia contra el Racismo, aprobada por la 222ª Asamblea General (2016), afirma lo siguiente:
Si bien reconocemos que el racismo victimiza a muchos grupos étnicos raciales diferentes, reconocemos su impacto único en la comunidad afroamericana. Dadas las formas particulares que ha adoptado el racismo contra los negros en los Estados Unidos de América, tanto históricamente (incluida la esclavitud y Jim Crow) como en la actualidad (incluido el encarcelamiento masivo, la vigilancia policial desproporcionada, la desigualdad económica y los continuos actos de violencia y odio de orientación racial), lo afirmamos claramente: DIOS AMA LA NEGRURA. Demasiados han negado esta verdad básica durante demasiado tiempo. Nuestra elección de alinearnos con el amor y no con el odio requiere tanto un rechazo del racismo como una proclamación positiva de que Dios se deleita en las vidas de los negros.
El Comité Especial sobre el Racismo, la Verdad y la Reconciliación de la IP (EE.UU.) pide que se haga justicia a quienes han sido y siguen siendo afectados/as y perjudicados/as por las estructuras injustas del racismo y la opresión.
Pedimos que nuestra denominación y la sociedad se comprometan a participar en la labor y la práctica de la eliminación del racismo.
Llamamos a la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) a una temporada de arrepentimiento por su complicidad en la horrible historia y el injusto tratamiento de la gente de color, que continúa hasta hoy.
Hacemos un llamado para que los blancos reconozcan su privilegio en la sociedad y se comprometan en la labor de eliminar el racismo y los actos racistas contra las personas de color.
El Comité Especial sobre el Racismo, la Verdad y la Reconciliación sigue elevando sus condolencias y oraciones por las familias Arbery, Taylor, McDade, Floyd y Brooks, así como por las comunidades negra, indígena y de personas de color. Nos comprometemos a amplificar no sólo "las voces de los largamente silenciados", sino también las voces largamente ignoradas.
El Comité Especial sobre Racismo, Verdad y Reconciliación está encargado de llevar a cabo una campaña de escucha en toda la iglesia "para escuchar las voces de los pueblos silenciados durante mucho tiempo, en relación con el estado del racismo institucional y la opresión dentro de nuestra iglesia". El comité especial informará de los resultados de su campaña de escucha así como de una declaración de conclusiones y recomendaciones en la 225 Asamblea General (2022) en Columbus, Ohio. El Reverendo Dr. Byron Wade y la Anciana Gobernante Marta Pumroy son los co-moderadores del comité especial.