A mediados de los años ochenta, la vida de la Iglesia Presbiteriana Trinity en Tacoma, Washington, estaba colgando en un hilo y el Presbiterio de Olympia había comenzado a sugerir al consistorio el considerar cerrar sus puertas.
Las drogas, el crimen y las pandillas habían infestado el deteriorado barrio de la iglesia. Un puñado de miembros fieles asistía a los servicios de adoración y luchaba por mantener el edificio de la iglesia.
"Pero sucedió algo sorprendente", dice el pastor actual de la iglesia, Matt Robbins-Ghormley. "Ocurrió una resurrección". Según lo describe, la congregación pasó de estar "al borde de la extinción" a ser energizada a través de la misión en la comunidad.
El año pasado, Trinity reportó 375 personas como "total de adheridos" (incluyendo miembros activos/as, miembros bautizados/as y otros/as asistentes regulares) y una ganancia de 19 nuevos miembros. El número de niños/as en la congregación ha crecido en la última década de 30 a 130 y 70 personas adultas están involucradas en los ministerios con la niñez y la juventud.
"Las personas que han estado aquí desde hace tiempo sólo mueven sus cabezas con asombro", dice Robbins-Ghormley.
Una de esos miembros de largo tiempo en la iglesia es Irene Orando, de 87 años, quien se unió a la iglesia en 1945. Ella ha permanecido activa en la congregación mientras tocó fondo y cuando se recuperó de nuevo.
Orando recuerda que una vez a mediados de los años ochenta fue la única persona que se presentó para la reunión de oración del miércoles por la noche. Mientras estaba allí esperanzada en que llegaran otras personas, miró a todas las aulas vacías de la iglesia. Finalmente, ella dice: "Me quedé y oré sola -por que tuviésemos gente aquí, que otras personas viniesen".
Y gradualmente, la gente comenzó a venir. Juventud con una Misión comenzó a usar a Trinity como base para acercarse a la comunidad. La energía para la misión demostrada por estos adolescentes inspiró a la pequeña congregación.
"Fue alentador para nosotros/as tenerles aquí", dice Orando. "Después de que se fueron, pensamos: '¿Qué vamos a hacer ahora?' Así que reunimos un grupo de trabajo para ver qué podíamos hacer por la comunidad".
Llegaron a la idea de dos ministerios: un programa de tutoría, en colaboración con la Escuela Elemental Bryant que estaba cerca y una reunión semanal de "sopa y conversación" para construir relaciones con la gente del vecindario. "Dejamos que la gente viniera y nos dijesen cuáles eran sus necesidades", explica Orando.
Lynn Longfield se convirtió en pastor de Trinidad justo cuando la congregación estaba comenzando a reponerse. "Cuando llegué por primera vez, había un núcleo de unas treinta personas", ella recuerda. "Lo que me llamó la atención fue lo valientes que eran. Tomó mucha valentía permanecer en este vecindario.”
"Dios nos había dado todo lo que necesitábamos para prosperar", continúa. "Tuvimos gente con un enorme corazón para las luchas en contra de la pobreza. Teníamos talento, propósito y fe. Lo que necesitábamos era abrir los ojos a lo que el Espíritu de Dios estaba haciendo y no interponernos en el camino."
"Encontramos que había gente en nuestra congregación que estaba bien preparada para hacer lo que había que hacer y dispuesta a dar de su tiempo", dice Orando. Una de ellas era Hazel Pflugmacher, una otrora directora de escuela elemental, que vivía en un hogar para personas retiradas.
"Hazel llenó su auto con maestros jubilados" y los trajo a ayudar con el programa de tutoría de Trinity, recuerda Orando. Orando fue tutora durante veintiocho años, hasta que cesó hace dos años. Todavía teje suéteres para cada nuevo/a bebé en la congregación-a veces hasta catorce al año.
Longfield recuerda su instalación como la pastora de Trinidad a finales de los años ochenta. Paul McCann, ejecutivo del Presbiterio de Olympia en ese entonces, dio los cargos a la congregación. Tomando nota de los signos de vitalidad renovada, así como los desafíos, dijo a los/as miembros de Trinity: "El futuro va a ser una montaña rusa. Esto es lo que cada uno tiene que hacer: "Abróchate, Sujétate fuerte y Ora Como Loco/a"
"Eso se convirtió en nuestro grito de motivación", dice Longfield. "Lo pusimos en un gran estandarte y lo colgamos en el santuario".
Los ministerios y las alianzas se multiplicaron rápidamente, una vez que la congregación salió con fe y comenzó a comprometerse con la comunidad. "Las cosas sucedieron tan rápido", dice Orando, usando una metáfora similar a la de McCann. "Era como si estuviéramos en un río con corrientes muy fuertes y fuimos arrastrados por ellas".
Un armario de ropa fue organizado. Personas de otras congregaciones de la zona vinieron como "misioneros/as" a corto plazo para dar una mano. La Iglesia Presbiteriana de University Place estableció una clínica médica en la antigua casa pastoral de Trinity. La congregación recibió una donación de reconstrucción de la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) y el apoyo de varias organizaciones sin fines de lucro y corporaciones.
Harlan Shoop se convirtió en pastor de Trinity en el año 2000, unos años después de que Longfield se fuera para convertirse en ejecutiva del Presbiterio de Olympia. Él reclutó a un grupo de estudiantes de la Universidad de Puget Sound para ayudar con los ministerios en Trinity.
Dar la bienvenida a todas estas nuevas personas era un reto para la pequeña congregación, dice Longfield. Podría haber sido su destrucción. Pero su sentido de visión, su confianza en que esto era algo que Dios estaba haciendo, hizo toda la diferencia del mundo."
La declaración de la misión de Trinity dice que la congregación busca ser "una presencia transformadora" en su comunidad. Esto significa no sólo hacer cosas para las personas necesitadas, sino escuchar y construir relaciones, dice Robbins-Ghormley.
"Queremos ser estudiantes humildes aprendiendo junto con nuestros/as vecinos. También estamos siendo transformados/as".
El otoño pasado, cuando Trinity celebró su 125 aniversario, lanzó una campaña de capital de $3.1 millones para restaurar su edificio. Esto incluirá la transformación del nivel inferior en un "centro para la comunidad" para los ministerios de alcance de la congregación que están en crecimiento. En la primera fase de la campaña, setenta familias miembros prometieron $1.2 millones, dice Robbins-Ghormley. La segunda fase de la campaña busca socios financieros más allá de la congregación.
Robbins-Ghormley cree que "una visión con enfoque externo" es clave para la vitalidad continua de Trinity. "El evangelio nunca trata de perpetuar nuestras propias instituciones. Se trata de involucrarse con los demás en palabras y hechos, trabajar por la justicia, conocer a los/as vecinos y no estar obsesionados con nuestra propia supervivencia."
En las clases de nuevos/as miembros, él pregunta a la gente qué los atrajo a la Iglesia Presbiteriana de Trinity. Muchos/as dicen: "Esta es una congregación que pone la fe en acción. Quiero ser parte de una iglesia así."
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