A veces los organismos ecuménicos globales como el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) parecen estar muy alejados de la vida cotidiana de los cristianos en los Estados Unidos.
Pero la ministro presbiteriana Rebecca Todd "Toddie" Peters, de 49 años, dice que su trabajo con estos cuerpos "ha moldeado completamente cómo vivo en el mundo".
De hecho, cuando Peters publicó su libro en el 2014, Solidarity Ethics: Transformation in a Globalized World, se lo dedicó "a las mujeres y los hombres en el movimiento ecuménico, que se han convertido en mi nube de testigos.”
Peters, que es profesora de estudios religiosos en la Universidad Elon de Carolina del Norte, dice que lo que ha resaltdo para ella en más de dos décadas de trabajo con el CMI "es realmente la gente, las relaciones que he desarrollado". Llegar a conocer personas de muchas naciones, dice ella, ha ampliado su visión del mundo y le ha enseñado "lo que significa ser una cristiana fiel".
Peters representa una nueva generación de líderes ecuménicos en la Iglesia Presbiteriana (EU), dice la Reverenda Robina Winbush, directora de relaciones ecuménicas en la Oficina de la Asamblea General de la IP (EU). "Toddie es muy apreciada por colegas dentro de los círculos del CMI por su capacidad de relacionarse con compañeros de un conjunto diverso de fondos eclesiológicos y culturales".
En Solidarity Ethics, "Peters describe el impacto de gran alcance de su primera reunión ecuménica internacional, una conferencia de desarrollo de liderazgo de mujeres en Jamaica, a la que asistió a la edad de 24. Ella compartió con un grupo de treinta mujeres sus planes para hacer el trabajo de misión entre las personas marginadas en los dos-tercios del mundo. Peters recuerda haber sido desafiada por Sola, una joven abogada de Nigeria, a usar su lugar privilegiado para educar a los norteamericanos sobre la pobreza y la injusticia global.
"Si quieres ayudarme a mí y a mi pueblo", dijo Sola, "lo mejor que puedes hacer es volver a Estados Unidos y enfrentar los poderes de la globalización que están destruyendo a mi país y a mi pueblo".
Ese encuentro, dice Peters, "abrió mis ojos a nuevas maneras de ver el mundo".
Las experiencias ecuménicas han moldeado su sentido de vocación, dice Peters. Mientras trabajaba hacia un doctorado en ética cristiana, "fue mi experiencia en el movimiento ecuménico global la que moldeó mi visión de la justicia global y lo que quería hacer como especialista en ética".
Decidió centrarse en ayudar a los cristianos a evaluar diversos enfoques de la globalización económica desde una perspectiva moral, aprendiendo a plantear preguntas tales como: "¿Es esto compatible con nuestra fe cuando entendemos las intenciones de Dios para el mundo?".
Su investigación dio como resultado la publicación de su primer libro publicado en 2004, , In Search of the Good Life: The Ethics of Globalization. El libro ganó en el 2003 el Premio Trinity de Continuum Press.
Las primeras experiencias de Peters con el ecumenismo global giraron en torno al desarrollo de liderazgo. A mediados de los años noventa, cuando ayudó a lanzar la Red Nacional de Mujeres Presbiterianas de la IP(EU), se involucró en el trabajo con los Movimientos Cristianos Estudiantiles bajo la sombrilla de la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos (FMEC). Fue facilitadora de eventos de capacitación de liderazgo de mujeres jóvenes del CMI en Ghana y la India en 1996.
"No puedo enfatizar suficientemente la importancia de organizaciones como el CMI y la FMEC para formar líderes para la próxima generación de trabajo ecuménico", dice. Por ejemplo, Peters menciona a Hermen Shastri, director ejecutivo del Consejo de Iglesias de Malasia, que desempeña un papel crucial en la superación de divisiones en un país con una comunidad cristiana cada vez más conservadora y un contexto político hostil a los cristianos.
"Él llegó a través del Movimiento Cristiano Estudiantil", dice Peters. "Ahí es donde su fe fue moldeada y desarrollada y su habilidad para enlazar esas divisiones es un resultado directo de su trabajo en el MCE".
Uno de los proyectos más significativos en el que Peters ha estado involucrada se llama discernimiento moral en las Iglesias. Durante más de una década ha sido una de las principales líderes de este proceso para la Comisión Permanente de Fe y Orden del CMI.
"Históricamente, la Comisión de Fe y Orden ha trabajado en asuntos doctrinales que dividen iglesias", explica Peters. "Pero cada vez más, son cuestiones morales las que están dividiendo iglesias".
La comisión desarrolló estudios de casos sobre algunas de estas cuestiones morales. Uno miró cómo el tema de la homosexualidad ha dividido la Iglesia Anglicana. Otro examinó las tensiones entre las iglesias evangélicas y ortodoxas en Europa del Este, particularmente con respecto al proselitismo. Y otro analizó cómo diferentes puntos de vista sobre la globalización están dividiendo las iglesias en el Norte Global y el Sur Global.
Descubrieron que cuando se trata de divisiones de la iglesia, "no es simplemente un desacuerdo sobre la Escritura", dice Peters. "Hay una serie de factores que juegan en estas tensiones en cuestiones morales".
Por ejemplo, las diferencias culturales afectan la manera en que las iglesias en el Norte Global y el Sur Global consideran las cuestiones económicas. Otras diferencias surgen de las opiniones contrastantes sobre la autoridad y el papel de la razón, la ciencia y el derecho natural en las diversas tradiciones eclesiásticas.
"La comprensión de estos factores puede ayudarnos a crear mejores formas de comunicación", dice Peters.
El proyecto de discernimiento moral es vital para la unidad de la iglesia, dice Robina Winbush, porque "ayuda a las iglesias dentro del movimiento ecuménico a discutir temas morales que potencialmente pueden dividir iglesias en una manera constructiva que mantenga y no rompa relaciones".