Recién salida de la universidad, Everdith (Evie) Landrau se embarcó en su primera experiencia internacional, un mes en Ginebra. La visita fue también su primera exposición a un organismo ecuménico mundial, el Consejo Mundial de Iglesias.
"Fue un cambio de vida", dice. Landrau sirvió de ujier en la reunión del Comité Central del CMI en 2006. Ella se unió a jóvenes adultos de todo el mundo para ayudar con la logística de la reunión, mientras que aprendía sobre los temas importantes para la iglesia global.
Ahora miembro del Comité Central, la ministro de 32 años es una de las nuevas líderes ecuménicas de la Iglesia Presbiteriana (EU). "Evie se ha establecido como una respetada miembro del Comité Central", dice la Reverenda Robina Winbush, directora de relaciones ecuménicas de la Oficina de la Asamblea General de la IP (EU).
Landrau, de ascendencia africana e indígena Taíno, nació en Puerto Rico y creció allí y en la ciudad de Nueva York. La participación en el CMI, dice, ha abierto la puerta a "oportunidades que la gente como yo no suelen obtener".
¿Dónde más, por ejemplo, podría haber discutido género, orientación sexual, disparidades raciales y culturales y asuntos relacionados con los isleños del Pacífico, los anglicanos de Europa y los líderes ortodoxos de Rusia y Etiopía? Ella ha participado en estas conversaciones mientras participaba en el Grupo de Referencia sobre la Sexualidad Humana del CMI.
También ha tenido la oportunidad de conectarse con mujeres de todo el mundo ayudando a lanzar la Red Panafricana de Empoderamiento de las Mujeres. Esta nueva iniciativa del CMI busca crear comunidad entre las mujeres de ascendencia Panafricana a través del estudio, la reflexión espiritual y la acción.
La participación ecuménica de Landrau la lleva al extranjero casi dos veces al año, más recientemente a una reunión en Beirut, Líbano, en diciembre. De regreso a casa en Carolina del Norte, donde ha vivido durante los últimos diez años, Landrau trabaja como maestra de danza y estudios globales en una escuela intermedia y como directora juvenil a tiempo parcial en la Iglesia Presbiteriana Paw Creek en Charlotte.
Landrau creció católica, pero se unió a la Iglesia Presbiteriana mientras asistía a la universidad en Springfield, Massachusetts. Su abuela le había dicho que estuviese segura de ir a la iglesia los domingos y había una iglesia justo al otro lado de la calle del campus universitario.
Así que Landrau comenzó a asistir a la iglesia, que resultó ser Presbiteriana y dirigida por una pastora afroamericana, la reverenda Alice Kelly. La pastora pronto se convirtió en su mentora y la animó a considerar una carrera en el ministerio. Cuando Landrau buscó la oportunidad de convertirse en una ujier en la reunión del Comité Central del CMI en 2006, Kelly la apoyó durante el proceso de solicitud.
Su entrada en el ecumenismo global fue revelador, recuerda Landrau. "Por primera vez, me di cuenta de las injusticias en todo el mundo". Ella y los/as otros/as jóvenes asistentes aprendieron sobre la participación del CMI en el establecimiento de la paz y los esfuerzos para abordar la pobreza, el racismo, el cambio climático y otros desafíos que enfrentan las iglesias miembros.
El conocimiento de estos asuntos ha impulsado su participación en las actividades ecuménicas locales. Ella dice que estaba energizada en una pastoral anterior por una asociación ecuménica que implicaba a cinco o seis congregaciones de Charlotte. Episcopales, Bautistas, Metodistas, Pentecostales y Presbiterianos se reunieron para adorar y defender las necesidades de la comunidad.
"Había un verdadero sentido de pertenencia, a pesar de que nuestras teologías eran diversas", dice Landrau. La experiencia reforzó su convicción de que los/as Presbiterianos son una parte de un testimonio cristiano mucho más grande en el mundo.
"No somos los/as únicos/as profetas", dice. "Dios tiene muchos/as profetas haciendo el trabajo."
Landrau está trabajando actualmente hacia un D.Min. y su tesis doctoral se inspiró en su participación en otro esfuerzo ecuménico local llamado Village Heartbeat. Lanzado por el Departamento de Salud del Condado de Mecklenburg, el programa ha reclutado a treinta y una congregaciones en un esfuerzo por abordar las disparidades de salud en las zonas subservidas del condado.
Landrau dice que su tesis examinará los desafíos y las mejores prácticas para las iglesias que trabajan en asociaciones comunitarias. Ella dice que está emocionada de explorar preguntas tales como "¿Cómo pueden las iglesias ser más poderosas en las comunidades que luchan?"
El compromiso ecuménico ha sido un salvavidas para Landrau, especialmente en su vocación como ministro en la IP (EU). Después de intentar sin éxito encontrar un empleo a tiempo completo como pastora, tomó la decisión de tomar una posición de enseñanza mientras trabajaba a tiempo parcial en una congregación.
"Quería tener la estabilidad de un trabajo a tiempo completo, pero también para estar conectada con la iglesia ", dice.
Volverse bi-vocacional, dice Landrau, la ha obligado a "mirar el ministerio de maneras más amplias". Ella ha aprendido que "soy una ministro donde quiera que vaya y en cualquier trabajo que haga," ya sea dando clases de baile a estudiantes de escuela intermedia o contribuyendo en un esfuerzo ecuménico global para empoderar a las mujeres.
"Mis responsabilidades ecuménicas han sido una inspiración para permanecer allí hasta que Dios diga lo contrario".