Una búsqueda de Google, mientras recopilaba información para su tesis de maestría es lo que primero conectó a Emily Welty con el Consejo Mundial de Iglesias (CMI).
Con una fe cristiana arraigada en las tradiciones Presbiteriana y Menonita, la joven gravitó naturalmente hacia la participación en una comunidad ecuménica global-especialmente una comprometida a trabajar por la paz y la justicia.
"Estamos llamados a hablar sobre temas de sufrimiento en el mundo", dice Welty. "Nuestra responsabilidad como cristianos no se limita a nuestra comunidad local ni a lo que hacemos los domingos".
Una década de envolvimiento con el CMI, ha hecho de Welty, de 38 años, quien es directora de estudios de paz y justicia en la Universidad Pace de Nueva York, una de las nuevas generaciones de líderes ecuménicos de la Iglesia Presbiteriana (EU).
"Ella es extremadamente respetada y sus colegas del CMI continúan expresando su agradecimiento por su diplomacia, astucia política, compromiso ecuménico e impacto", dice Robina Winbush, directora de relaciones ecuménicas en la Oficina de la Asamblea General de la IP (EU).
Como vice-moderadora de la Comisión de Iglesias para Asuntos Internacionales (CIAI) del CMI, Welty ayuda a las iglesias a responder a los conflictos internacionales, al cambio climático, a la migración y a otros asuntos apremiantes. Ella también sirve como la representante principal a las Naciones Unidas para la Asociación Internacional para la Investigación de la Paz (AIIP).
Abogar por un tratado para prohibir las armas nucleares es uno de los principales objetivos de la labor de Welty tanto para AIIP como para el CMI.
Siendo entrevistada el día antes de partir a unas reuniones en Kenya y Etiopía, relacionadas a CMI, Welty dijo que la CIAI se reúne en varios lugares del mundo para "cambiar la percepción de que Ginebra (sede del CMI) es el centro del movimiento ecuménico". Reunirse en diferentes lugares también ayuda a los/as miembros de la comisión a considerar "cómo los enfoques de varias iglesias a los problemas actuales se ven afectados por sus contextos".
A medida que la comisión se mantiene en contacto con los cristianos a nivel de la base, explica Welty, "podemos dirigir la atención del movimiento ecuménico hacia las crisis a medida que surgen", mediante la redacción de declaraciones o el desarrollo de recursos para ayudar a las congregaciones a responder.
Welty creció en Michigan y fue confirmada en una congregación presbiteriana allí. Graduándose de la Universidad de Wooster en Ohio, relacionada con la IP (EU), sobre el tiempo de la invasión de Irak dirigida por Estados Unidos, comenzó a trabajar en torno a cómo las iglesias deberían responder a lo que ella creía era una guerra injusta.
"Después de la universidad, estaba buscando una comunidad cristiana que fuera profética en temas de violencia", dice. Su búsqueda la llevó a la Iglesia Menonita, una de las iglesias históricas de paz. También descubrió, coincidentemente, que su familia tenía raíces en esa tradición.
Ahora Welty es activa tanto en una congregación Menonita como en una congregación Presbiteriana. En su participación en el CMI, representa a la IP (EE.UU.).
Welty nunca había oído hablar del CMI hasta que comenzó a trabajar en una tesis de maestría sobre el apartheid en Sudáfrica como estudiante graduada en la Universidad Americana. Su investigación descubrió una declaración fundamental del CMI de los 1980 que denunciaba el apartheid como contrario a la voluntad de Dios.
"Pensé que era una declaración tan poderosa-exactamente lo que la comunidad de fe necesitaba decir", dice Welty.
Una búsqueda de Google la llevó al sitio web del CMI, donde encontró un llamado a jóvenes adultos para que sirvieran como ujieres en la asamblea del consejo de 2006 en Porto Alegre, Brasil. Era el día antes de la fecha límite para las solicitudes, pero Welty se apresuró a reunir el papeleo y los endosos necesarios de la IP (EE.UU.). Agradece que el CMI haya aceptado su solicitud.
En Porto Alegre, ella y otros/as ujieres ayudaron con la logística de la reunión mientras aprendían sobre temas importantes para la iglesia global. Fue inspirador, dice, "estar cerca de jóvenes de todo el mundo que eran apasionados/as por el cambio social y también por su fe".
Desde entonces, Welty se ha convertido en una firme creyente en el potencial del movimiento ecuménico para lograr un cambio positivo. "La gente es mucho más poderosa cuando está conectada con otras personas muy diferentes que se preocupan por las mismas cosas", dice.
Ella se basa en ese poder en su defensa de una prohibición de armas nucleares. "Lo que hago es levantar la voz de las personas de fe".
Mientras que los grupos seculares citan las terribles consecuencias de la guerra nuclear para la salud pública y el bienestar humano, "digo que las armas nucleares representan el pecado", dice Welty. Almacenar estas armas y confiar en ellas para nuestra defensa es "contrario a cómo estamos llamados a actuar como cristianos".
Las armas nucleares, continúa diciendo ella, "representan una orientación de la desconfianza hacia otros seres humanos. La disuasión nuclear se basa en la idea de que la forma de interactuar con extraños es amenazarlos".
Trabajar global y ecuménicamente en temas como las armas nucleares fortalece el testimonio de la iglesia en el mundo, cree Welty.
"En un tiempo de nacionalismo creciente, es más importante que nunca proclamar que el amor de Dios es más amplio que esto. La exigencia de Dios de que trabajemos por la justicia trasciende las fronteras nacionales ".