El presidente Donald Trump firmó ayer una orden ejecutiva para presuntamente proteger a la nación de terroristas que ingresan a los Estados Unidos. Sin embargo, esta orden sirve, en práctica, para dañar aún más a aquellas personas que son las verdaderas víctimas del terrorismo, del genocidio, de la guerra civil y de la persecución religiosa y la persecución basada en el género.

Actualmente, hay familias en todo el mundo que agarran sus maletas y se aferran el uno al otro mientras huyen del hogar que aman con lágrimas en los ojos; el hogar que nunca quisieron dejar, debido a que su hogar ya no es seguro. Y muchas personas después de haber sido completamente examinadas por un proceso legal de entrada para refugiados, no se les permite entrar a los Estados Unidos y están siendo detenidas injustamente en los aeropuertos en todo el país.

Esto es una injusticia y va en contra de todo lo que representamos como país formado y educado por personas que vinieron de otras tierras.

Como máximo funcionario eclesial de una de las denominaciones reformadas más grandes del país, exhorto al presidente y a su administración que reviertan esta decisión tan perjudicial que va en contra de los refugiados. Las personas presbiterianas no tienen miedo de esta llamada amenaza terrorista. No tenemos miedo porque profesamos una fe en Jesús, que llego al mundo como refugiado.

No tenemos miedo porque, al igual que le damos la bienvenida a Jesús en cada adviento, hemos elegido darle la bienvenida a nuestros hermanos y hermanas que vienen de todas partes del mundo a este país. Las personas presbiterianas eligieron dar la bienvenida después de la Segunda Guerra Mundial cuando nosotros como denominación, exigimos que los Estados Unidos permitiera en ese entonces la entrada de refugiados. Elegimos dar la bienvenida cuando nuestras mismas congregaciones sirvieron como sitios de acogida para los refugiados en aquellos años antes que existieran las agencias de reasentamiento. Actualmente, las personas presbiterianas eligen dar la bienvenida como copatrocinadores de familias de Siria, Somalia, Sudán, Irak, Birmania, Bután y otros países que se reinstalan en los Estados Unidos.

Cada vez que elegimos dar la bienvenida, entablamos una relación con personas que se convierten en nuestros vecinos, amigos y familiares. Ninguna administración puede convencernos de tener miedo.

Nos oponemos a la decisión de esta administración de prolongar la espera de cada refugiado por un lugar al que llamará hogar, bajo la falsa pretensión de seguridad. Estamos listos para darles la bienvenida a nuestros nuevos vecinos, amigos y familiares de todas las religiones y países.

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공 서기는 미국으로 입국하는 난민 금지명령에 반대하다