A medida que los acontecimientos de nuestro mundo parecen estar envueltos en el caos, he escuchado una pregunta durante meses: «¿Cómo afrentar las noticias en estos días?»
Sé que lo que más temo en este mundo es que muera la bondad, o la divinidad. Y hay veces que sólo quiero bajar la cabeza y llorar. A veces lo hago, digo si Jesús lloró por Jerusalén a veces pienso que Dios también llora conmigo.
Pero lo que no me parece útil es dejar que la depresión, la frustración o la desesperación me inmovilicen. No le sirvo a nadie de esa manera, mucho menos a Dios o a mí misma cuando estoy así.
Como todas las personas, estoy aprendiendo mi propia manera de ser fuerte en esta época dentro de nuestro amado mundo amenazado. A continuación, les doy sólo una manera que tengo de ayudarme a aliviar tensiones para que pueda responder de una manera más útil, tal como Cristo lo hizo.
En un retiro de la iglesia hace varios años, se nos pidió que nos identificáramos como una de estos tres tipos de personas: hacedora, sensible o pensadora. Como seguidores de Jesucristo, Dios nos llama a ser los tres, pero muchas de nosotras podemos identificar el principal modo en el que operamos.
Me reconocí con facilidad como sensible. Proceso el mundo a través de mis sentimientos. Soy sensible a las emociones de las demás personas, y puedo simpatizar fácilmente con las demás. Ese día, una amiga mayor sentada frente a mí se identificó como hacedora, lo cual no me sorprendió. Ella es de la generación que rara vez se queja, trabaja duro, es fiel y ha sido, y es, tan sólida como una roca. ¿Quieres una gran comida organizada para una celebración de la comunidad que acogerá a cientos de personas? Ella va a hornear, cocinar y organizar este evento. Y aunque ella esté cansada, todo saldrá bien.
En la iglesia de un colega, hay un anciano gobernante que es percibido como un buen pensador. Tiene la capacidad de dar un paso atrás en un asunto difícil y verlo objetivamente; ya sea una cuestión de personal, una preocupación financiera o una transición importante en la iglesia. Él ofrece una perspectiva racional, y puede responder de una manera bien razonada. Él sirve con su mente.
¿Como se ve primordialmente; como una persona hacedora, sensible o pensadora?
En el reino de Dios todos los tipos de personas son necesarias. Nuestras principales formas de ser y hacer son dones que ofrecemos para la bendición de las demás personas. Pero, habitualmente, nuestras principales fortalezas también pueden ser nuestras debilidades.
En tiempos de estrés, las personas hacedoras pueden agotarse en la acción. Las sensibles pueden sentirse abrumadas por sus propios sentimientos. Las pensadoras pueden bloquearse porque tienen dificultades para acceder o conectarse con sus propias emociones.
Lo que estoy viendo en mí misma y en las demás personas es que es bueno explorar y comprometer nuestras maneras de ser menos dominantes al leer o escuchar las noticias diarias en esta, o durante cualquier época estresante.
Me ha parecido útil salir de mi principal modo operandi cuando me siento abrumada por las malas noticias. A veces me coloco en modo pensador. Recientemente, hice clic en uno de los muchos enlaces de «buenas noticias». He leído acerca de un salón de té en Singapur que ofrece un espacio tranquilo y contemplativo para los estresados trabajadores de tecnología. Cuenta con personal de meseros sordos que conocen el silencio de una profunda, pero a menudo solitaria y aislada manera. Aquí, los camareros con problemas de audición tienen trabajo, dignidad y fortaleza. Y los trabajadores encuentran la paz allí. Es un brillante concepto donde todas las personas involucradas ganan. Me encanta cuando las necesidades de las personas se conectan de maneras redentoras.
También me he dado cuenta que ayuda el hacer algo, preferiblemente usando mis manos. Incluso algo tan simple como barrer las hojas de nuestra entrada delantera o hornear muffins ayuda. D.H. Lawrence una vez escribió: «Me siento mal cuando pienso en el futuro, así que dejé de pensar y me puse a hacer una mermelada. Es increíble cómo puede animar a una persona destrozar naranjas y limpiar el piso».
Mientras escucha noticias difíciles o se enfrenta a otras preocupaciones estresantes, ¿cuál su reacción es la que más le ayuda y cuál no?
¿Siente la invitación de Dios para tratar de reaccionar de otra manera?
¿Qué le ayuda a calmarse de nuevo, a disfrutar de la vida en Dios y a servir con energía, inteligencia, imaginación y amor?
La Reverenda Dra. Diana Nishita Cheifetz es una directora espiritual que sirve a líderes laicos y al clérigo en el área de San Francisco, EE.UU. e internacionalmente. Su página web es www.spiritualdirectionforpastors.com (en inglés).
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