Si usted va a una universidad que es reconocida por la canción «Rocky Top», entonces parecería que pueda estudiar geología. En mis estudios, la geología fue un requisito de ciencias. Así que tengo cierto entendimiento de cómo sucedió el terremoto en Nepal. La placa del subcontinente indio empujó contra y debajo de la placa euroasiática. El estruendo constante de las dos placas formo y sigue formando la cordillera del Himalaya. En el internet, ya existe la especulación sobre cómo el terremoto podría haber cambiado la altura del Monte Everest.
El Dr. Lung S. Chan de la Universidad de Hong Kong dijo que « los terremotos dispersan energía, así como se levanta la tapa de una olla de agua hirviendo. Pero construye una capa de seguridad después de poner la tapa en el mismo lugar».
Estas historias geológicas pueden enmarcar cómo nos fijamos en Baltimore. Las fuerzas de la pobreza, la desesperanza y la raza chocan contra las instituciones, la desigualdad económica, y el racismo. Otro joven de raza negra muere en un arresto y las protestas se tornan violentas. Los camiones de la Guardia Nacional llegan junto con todas las camionetas de televisión. Se hacen declaraciones, se dan promesas, se elevan las oraciones y se vuelve a colocar la tapa encima de la olla.
Dr. Chan continuo diciendo: «Después de un terremoto, las placas reanudan el movimiento y se reinicia reloj». Si, el reloj que reinicia y se reanudan todas las condiciones para que algo suceda como sucedió en Baltimore.
Tuve una profesora de inglés en la escuela secundaria que nos daba una prueba de ortografía todos los lunes en la cual, por lo general, me iba mal en ella. Nosotros intercambiábamos las pruebas con nuestro vecino, quien era el que nos ponía la nota. Luego había que darla en voz alta cuando la profesora llamaba su nombre. Todavía tengo la imagen fija en mi cabeza cuando ella escuchaba mi nota. Se apoyaba sobre su atril y sacudía la cabeza con una mirada que decía: « ¿Alguna vez vas a hacer esto bien?»
Hoy, creo que ella haría eso con el racismo. Creo que ella nos daría toda tarea extra hasta que llegue el día en que vivamos en conjunto como hijos igualmente valiosos de Dios. El día en el que pongamos la olla a un lado y caminemos hacia un futuro en común de esperanza para cada niño y niña. Ese día no llegara a menos que trabajemos en ello. Es un trabajo santo.