El convertirse en un/a anciano/a gobernante en la IP (EE.UU.) comienza mucho antes de la llamada telefónica de la comisión de nombramientos. A través de un sin número de formas, Dios ha estado y está trabajando para llevarnos a ese lugar donde no tenemos más remedio que decir «sí, aquí estoy, envíame a mí».

Las tres primeras preguntas constitucionales planteadas a cada persona que está siendo ordenado/a e instalado/a lo refleja. La zona de impacto es nuestra relación con Jesucristo, y nuestro ministerio tiene la estructura, no sólo por nuestra comprensión de la Palabra de Dios en las Escrituras, pero también por la profunda influencia de nuestros viajes personales de fe para llegar a conocer el Señorío y poder de salvación de Cristo.

Muchos de nosotros no nos consideramos narradores, o para el caso, tener una historia digna de ser contada, pero nada podría estar más lejos de la verdad.

Cada uno de nosotros es un producto de un increíble viaje acompañado por Dios y traemos esa experiencia a la mesa cuando nos reunimos como consistorio. A menudo, subestimamos a todas las personas y las experiencias que nos han llevado de manera tan singular hacia nuestra expresión de fe. Del mismo modo, pasamos por alto cómo Dios ha estado dando forma a nuestra fe de una manera íntima y amorosa mucho antes de llegar a ser un/a anciano/a gobernante. Las actividades más significativas donde puedan participar juntos los/as ancianos/as gobernantes son escribir y compartir sus declaraciones personales de fe.

Al hacer esto, proporciona la visión, la comprensión y la apreciación de cómo Dios ha estado obrando para hacernos llegar al momento en que aceptamos la llamada para servir a nuestro Señor y a la congregación como un líder espiritual. Dios tiene un maravilloso sentido del humor y del tiempo, el cual reúne a hombres y mujeres para propósitos propios de Dios, que en otras ocasiones puede no ser necesariamente han elegido trabajar en conjunto en el consistorio. Allí, a través de la inspiración del Espíritu Santo, todas esas experiencias fenomenales se unen juntas, proporcionando la capacidad de alimentar, guiar y dirigir al pueblo de Dios en el cumplimiento de sus designios.

Muchos/as de nosotros/as no nos consideramos narradores, o para el caso, tener una historia digna de ser contada, pero nada podría estar más lejos de la verdad. notepadLlevamos dentro de nuestros corazones y almas historias convincentes, y es ahí, en la narración de estas historias y la descripción del dónde, cuándo, y cómo hemos llegado a conocer a Jesús es como establecemos la plataforma desde la que nos involucramos en la experiencia de ser un/a anciano/a gobernante. Al compartir nuestras historias de fe nos permite darnos cuenta de que suena muy parecido como todas lo pueden ser ya que cada historia es única y ofrece una mirada para apreciar el punto de vista que cada persona trae a su servicio. Al compartir nuestras historias, desarrollamos un aprecio por la diversidad y la forma en que Dios es capaz de trabajar a través de las personas como nosotros.

Algunos/as ancianos/as gobernantes crecieron en tradiciones distintas de la presbiteriana o la reformada. Otros no llegan a conocer a Jesús hasta que estuvieron en la universidad, se casaron, o estuvieron en un embrollo. Algunos crecieron en la iglesia, tuvieron asistencia perfecta en la escuela dominical, a través de la confirmación, pero no entendieron realmente su fe o desarrollaron un compromiso más profundo con Jesucristo hasta mucho más tarde. Cuando los/as ancianos/as gobernantes se reúnen, es una mezcla espiritual de la cual el Espíritu crea una imagen de unidad.

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Al escribir nuestras declaraciones de fe y contar nuestras historias, empezamos a entender mejor a los demás, apreciarles y a encontrar maneras de trabajar juntos como hermanos y hermanas. Nuestros viajes espirituales no respetan fronteras. La edad o el sexo no importa más que el lugar donde usted vive, creció, o fue a la escuela. Al contar nuestras historias, nos ayuda a apreciar cómo el Espíritu Santo amplia nuestra comprensión y nos abre a las expresiones más significativas y más profundas del Evangelio.

El Reverendo Richard Johnson ha sido un pastor de  la IP(EE. UU.) por cuarenta y dos años. Hace quince años, el desarrolló un plan de estudios para formar a los ancianos y las ancianas gobernantes, que se ha utilizado durante los últimos seis años en los eventos de formación a lo largo del Presbiterio Great Rivers. Recientemente, el plan de estudios se amplió para incluir el peculiar ministerio de diáconos y diaconisas.