« El Señor ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo Bueno y qué es lo que él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente a tu Dios.» (Miqueas 6:8)
En este tiempo de angustia e ira, la frustración y el miedo sobre la muerte a tiros de Michael Brown de dieciocho años de edad en Ferguson, Missouri, la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) llama a la calma y la oración así como se busca la justicia y la rectitud.
Nosotros, junto con el resto del mundo, lloramos la pérdida de este hijo de Dios, y nos duele que su futuro fuera llevado a un fin abrupto.
Nosotros, junto con el resto del mundo, buscamos respuestas al por qué le dispararon a un ser humano desarmado en repetidas ocasiones, y cuestionamos la manera como la policía local se encargó de la consecuencia de los hechos.
Nosotros, junto con el resto del mundo, estamos aturdidos por la violencia que ha estallado en Ferguson, y reconocemos que la crisis tiene sus raíces tanto en la muerte de Michael Brown como en los años de privación de derechos y la desesperanza de muchos en esa comunidad.
Nosotros, junto con el resto del mundo, clamamos con tristeza por el estado problemático de las relaciones raciales en los Estados Unidos, una situación nacida hace siglos con problemas irreconciliables que muy a menudo se han traducido en la desconfianza, el miedo, la ira y la violencia.
Por lo tanto, como pueblo de Cristo comprometido con la justicia y el amor, hacemos un llamado a la calma en Ferguson mientras los funcionarios estatales y federales trabajan para buscar respuestas y hacer justicia. Hacemos un llamado para poner fin a la violencia, el saqueo y la fuerza agresiva, e instamos a todos los involucrados a suspender las actividades que perpetúan el ciclo negativo que se está llevando a cabo.
También pedimos a nuestra nación en su totalidad a orar sin descanso por el alivio de Ferguson, y por un verdadero diálogo y la acción a nivel local, estatal y nacional para mejorar las relaciones raciales en los EE.UU. La IP (EE.UU.) se mantiene firme en sus compromisos históricos a la igualdad y a los derechos humanos, y continuará como una denominación que impulsa la equidad y la justicia para todo el pueblo de Dios.
Oh Dios, nos volvemos a ti con corazones dolidos. Otra vida tomada. Otro futuro robado. Otro joven de color de muerto. Una muerte que dio lugar a daños, violencia y disturbios en los días que siguieron, dejando al descubierto las divisiones y los sistemas de injusticia. La lucha y la confrontación que continúa en la actualidad.
Deje que corra la justicia como las aguas y la rectitud como arroyo impetuoso.
La Familia, los amigos, los seres queridos, y los vecinos de Michael Brown que no pueden llorar en paz porque sus patios están llenos de gas lacrimógeno, de balas de goma, de violencia y de fuerza militar. Los niños no pueden asistir a la escuela. Un lugar donde las sombras de la noche traen incertidumbre en lugar de descanso. Un lugar que podría ser el nuestro también.
Deje que corra la justicia como las aguas y la rectitud como arroyo impetuoso.
Un tiempo donde las manos arriba no sólo signifiquen rendición, sino solidaridad. Así como las diferencias están a la orden del día, buscamos otro camino, una nueva manera de vivir en sociedad. Cambia nuestros corazones y transfórmalos en lugares, que en vez de ver «separación», se honre tu imagen en cada persona. Guíanos a usar nuestras voces para abordar el racismo, que todavía se desarrolla en medio de nosotros, para buscar sistemas de rendición de cuentas que mantengan la justicia para todas las personas. Fortalécenos para el difícil, pero hermoso trabajo de desmantelar el racismo y la construcción de una comunidad donde todos sean bienvenidos y respetados.
Deje que corra la justicia como las aguas y la rectitud como arroyo impetuoso.
No hay excusas. No hay tecla de reinicio. Sólo estamos nosotros, tu pueblo fiel, que busca formas de llevar esperanza en un momento de su tal desesperada necesidad. Mueve nuestros corazones, libera nuestras mentes, guíanos a seguir tu camino. Ayúdanos a hacer a un lado nuestra autosuficiencia para dar cabida a tu Espíritu, que nos llama para salir adelante desde esta situación. Haznos instrumentos de tu paz.
Deje que corra la justicia como las aguas y la rectitud como arroyo impetuoso.
Reverendo Gradye Parsons
Secretario Permanente de la Asamblea General
Anciano gobernante Heath K. Rada
Moderador de la 221a Asamblea General (2014)
Reverenda Larissa Kwong Abazia
Vice Moderadora de la 221a Asamblea General (2014)
Anciana gobernante Linda Bryant Valentine
Directora Ejecutiva de la Agencia Presbiteriana de Misión