En una reciente reunión de moderadores recién elegidos de los presbiterios en toda la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.), se me pidió compartir mis pensamientos sobre como una persona puede servir en el rol «reconciliador» en un presbiterio o en la iglesia donde existían divisiones. A continuación, estos fueron mis comentarios:
- Ore primero. Ore a solas antes de comenzar la conversación. Después, ofrezca abrir la conversación a través de la oración. Dicha base establece una estrategia para eliminar el problema de las personas involucradas e invoque a Cristo para que se una con usted. También le ayuda a «superarlo» para que su agenda no sea el objetivo principal.
- Escuche y muestre respeto. Toda persona tiene derecho a ser escuchado, sin importar su posición. Puede ser apropiado establecer normas básicas de respeto antes de empezar, para que la gente no utilice su tiempo atacándose los unos a los otros. La ira y el dolor son tan importantes como los éxitos y las alegrías de la discusión.
- No tome ningún partido si es que usted está en el rol de reconciliador. Reconozca lo que dice en 1 Corintios 13:12; «Ahora vemos de manera indirecta, como en un espejo, y borrosamente.» Ninguna persona tiene la verdad absoluta. Esa esta por revelarse. Aprenda de los «espejos borrosos» de cada uno y sea si hay nuevas verdades para que usted entienda y ayude a explicarlas.
- Afirme el derecho de una persona estar en desacuerdo con la IP (EE. UU.). Somos una iglesia compuesta de humanos pecadores. Cometemos errores. No es pecado estar en desacuerdo, sino juzgar; «No deberás...».
- Diga los hechos gentilmente; no las opiniones. Como reconciliador, usted tiene la responsabilidad de asegurarse que los hechos estén sobre la mesa y que la conversación no esté hecha de simples opiniones.
- Utilice la biblia como base. Mostrar cómo nuestra Biblia, la cual todos los ancianos y las ancianas tanto docentes como gobernantes han prometido en sus ordenaciones a ser la palabra autorizada de Dios, puede hacer relucir diversas cuestiones. Pero recuerde que tener la «autorización» no significa que todo el mundo está de acuerdo en su interpretación. Esto se hace con espejos borrosos también.
- Obtenga datos de los recursos. Si existen dudas acerca de ciertas posiciones en la iglesia, llame a su presbítero ejecutivo o llame a las oficinas nacionales en Louisville. El personal tiene acceso a los fundamentos y la justificación de diversas posiciones adoptadas por la iglesia. Muchas veces, las personas interpretan la forma de que es lo que «entienden» y esas interpretaciones no son las correctas.
- Si es posible, hable cara a cara con la persona (s) que tiene problemas. la siguiente mejor opción es una conversación telefónica, seguido de correos electrónicos, y finalmente, envíenos una carta. Escribir cartas NO es una forma útil de conciliar. Es difícil «leer» las emociones y pedir aclaraciones en una carta, mientras que el contacto personal permite el seguimiento, así como la rendición de cuentas
- Encuentre una base común entre los diferentes bandos. En el comienzo, es probable que puedan estar de acuerdo que Jesucristo es su Señor y Salvador. Cuando usted tiene algo en común, ya tienen una base sobre la cual se pueden construir más vínculos y lazos.
- Si usted está reconciliando asuntos sobre la denominación, mantenga firmeza sobre las leyes y regulaciones de la IP(EE. UU.). Como se dijo anteriormente, la gente tiene derecho a estar en desacuerdo, pero no tienen el derecho a levantar falsedades. Muchas veces en las conversaciones sobre la iglesia, el Libro de Orden , el cual es parte de nuestra constitución (o ley), es pasado por alto ya que no dice lo que la gente quiere oír. Estas normas y reglamentos se pusieron en marcha en oración y de acuerdo con política presbiteriana. Si la gente desea cambiarlos, hay vías para hacerlo. Pero hacer caso omiso de ellos es, en esencia, una violación a la ley de nuestra denominación.
Hay otras maneras de ser una persona reconciliadora en la iglesia, pero estos pasos podrían ayudar a servir como una base cuando uno está empezando el proceso. Siempre aventúrese hacia adelante con la conciencia de que es Dios y no su iglesia local o la IP (EE.UU.), a quien estamos sirviendo.