The General Assembly of the Presbyterian Church (U.S.A.) has demanded the end of a program called ATEP (Alien Transfer and Exit Program) because it is dangerous and separates families and friends during the removal process. The Stated Clerk has written a letter to officials at the Department of Homeland Security and Customs and Border Protection, which discusses the problems with the program and requests the program be ended.
November 25, 2013
The Honorable Rand Beers
Acting Secretary of Homeland Security
Washington, D.C. 20528
Dear Honorable Beers:
As people of faith, Presbyterians recognize that we all bear the image of God, an image that should be honored and given the fullest respect and dignity. The United States has recognized that all people, by virtue of their simply being, have certain rights. At our very best we, as a country, have accorded each individual with certain protections under the law in order to give meaning to this belief in individual rights. Our notions of due process and basic human rights help ensure some the simplest of dignities and rights, especially to those who are most vulnerable.
Today, along our nation’s borders, we see the individual having fewer rights and the values that we have long held diminished in the name of efficiency and “crime fighting.” The Alien Transfer and Exit Program is just one practice that does violence to the image of God that we all bear and tramples on our history as a nation that values family unification.
This program repatriates some individuals to Mexico far from where they were seized by immigration agents. This practice, along with the dangerous hours at which individuals are abandoned at various locations along the border leaves them vulnerable and at an increased risk of victimization. While the stated goal of the program, to break up smuggling rings, is laudable, it has not been shown that ATEP disrupts smuggling rings.
In addition to the questions about its effectiveness, ATEP separates groups of people who rely on one another for safety. ATEP simply makes the journey more dangerous because individuals are isolated from their friends and family in an unknown part of the world.
It is time to stop this program and consider other more responsible means to stop human smuggling. Efforts that target the smugglers themselves would be much safer for migrants and local communities on both sides of the border. I urge you to end ATEP and think holistically about its risks to individuals.
Sincerely,
Rev. Gradye Parsons
Stated Clerk of the General Assembly of the Presbyterian Church (U.S.A.)cc: President Barack Obama and The Honorable Thomas S. Winkowski
La Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana (EUA) ha pedido el termino del programa llamado ATEP (Programa de transferencia y salida de inmigrantes) ya que peligroso y separa familiares y amigos durante el proceso de deportación. El Secretario Permanente ha escrito una carta a los oficiales del Departamento de Seguridad Nacional y Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, en la cual discute los problemas con el programa y pide que este sea terminado.
25 de Noviembre del 2013
The Honorable Rand Beers
Acting Secretary of Homeland Security
Washington, D.C. 20528Estimado Señor Beers:
Como personas de fe, los presbiterianos reconocemos que todos portamos la imagen de Dios, una imagen que debe ser honrada y se le debe el máximo respeto y dignidad. Los Estados Unidos han reconocido que todas las personas, con el tan solo hecho de ser, tienen ciertos derechos. En nuestro mejor momento, como país, hemos otorgado a cada individuo con ciertas protecciones bajo la ley, a fin de dar sentido a la creencia en los derechos individuales. Nuestras nociones del debido proceso y los derechos humanos básicos ayudan a asegurar algunas personas la más simple de las potestades y derechos, sobre todo a aquellos que son más vulnerables.
Hoy en día, a lo largo de las fronteras de nuestro país, vemos que una persona tiene menos derechos gracias a la conservación de los valores durante mucho tiempo que han disminuido la eficiencia en el nombre de la »lucha contra el crimen». El programa de La transferencia de extranjeros y el programa de salida es una práctica que viola la imagen de Dios que todos llevamos y pisotea nuestra historia como una nación que valora la unificación familiar.
Este programa repatría a algunos individuos a México, lejos de donde ellos fueron capturados por agentes de inmigración. Esta práctica, junto con las horas peligrosas en la que los individuos son abandonados en varios lugares a lo largo de la frontera, los deja vulnerables y corren un mayor riesgo de victimización. Aunque el objetivo declarado del programa es romper redes de contrabando, no se ha demostrado que ATEP interrumpe redes de contrabando.
Además de las preguntas sobre su eficacia, ATEP separa los grupos de personas que dependen unos de otros para la seguridad. ATEP solo hace el viaje sea más peligroso, porque las personas se aíslan de sus amigos y familiares en una parte desconocida del mundo.
Es hora de parar este programa y considerar otros medios más responsables para detener el contrabando de personas. Los esfuerzos dirigidos a los contrabandistas serían más seguros para los migrantes y las comunidades locales en ambos lados de la frontera. Les exhorto a poner fin a ATEP y pensar de manera holística acerca de los riesgos hacia las personas.
Atentamente,
Rev. Gradye Parsons
Secretario de la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana (E.U.A)adj: Presidente Barack Obama y el honorable Thomas S. Winkowski