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Tras su histórica reunión de marzo, que congregó a un nutrido grupo de diversos aliados y grupos eclesiales, la Red de Misión y Migración en Mesoamérica, anteriormente denominada la Red de Misión en Centroamérica, centra ahora su atención en el trabajo cotidiano necesario para construir una red de solidaridad intercultural en torno a las cuestiones de la migración y la justicia. En total, representantes de 60 organizaciones diferentes relacionadas con Centroamérica se reunieron en El Salvador durante ocho días para estar en comunidad entre sí, intercambiar ideas, reflexionar, aprender y elaborar estrategias sobre la mejor manera de defender a la población migrante de la región.
El objetivo de la red no es acabar con la migración, que consideran un derecho humano, sino transformarla en algo que refleje el reino de Dios.
"La migración forma parte de la humanidad, y es un derecho humano tanto migrar como no migrar. Nuestra comunidad no busca erradicar o eliminar la migración, sino transformarla en algo que refleje el reino de Dios", afirmó Joseph Russ, colaborador de misión de la IP (EE. UU.) con sede en El Salvador.
Russ ha estado colaborando con la Iglesia Calvinista Reformada de El Salvador (IRCES) los dos últimos años ayudando a organizar a las partes interesadas y dirigiendo el proceso de discernimiento para formar la nueva red. La representación de la IP (EE. UU.) en la reunión incluyó personal de la Oficina de la Asamblea General, Misión Mundial, Asistencia Presbiteriana en Desastres, Programa Presbiteriano contra el Hambre, Programa Presbiteriano de Labor por la Paz, Compromiso y Apoyo Ministerial, Ministerio Presbiteriano de Fronteras y el Programa de Juventud Adulta Voluntaria .
"Muchas de las personas presentes eran migrantes. Celebramos la belleza de sus historias migratorias, al tiempo que lamentamos el dolor y las dificultades asociadas a la migración", afirmó Russ. "Buscamos construir un sistema de migración que respete y garantice los derechos humanos, fortalezca a las comunidades espirituales y religiosas que pueden dotar a las personas de herramientas y recursos espirituales para permanecer en sus comunidades de origen o pueden apoyar a migrantes con refugio y ayuda en su viaje y acogerles con amor y compasión en los países de destino o retorno. Significa no sólo proporcionar apoyo como iglesia, sino también abogar por cambiar las políticas en torno a la economía, las relaciones internacionales y la migración para reflejar mejor nuestros valores de amor, hospitalidad y cuidado en toda la región".
La sesión, de una semana de duración, incluyó visitas a pequeñas aldeas rurales, a un colegio privado dirigido por la Iglesia Calvinista Reformada en una zona urbana densamente poblada, a lugares históricos y reuniones con el personal pastoral migrante local y líderes de la comunidad. El grupo también recibió la visita de diversas organizaciones, entre ellas la organización no gubernamental (ONG) de derechos humanos Cristosal y el ministerio de migrantes del Sínodo Luterano. En conjunto, la agenda ofreció una visión completa y matizada de la situación en El Salvador y, más ampliamente, en Centroamérica, según Russ. La reunión culminó con unas sesiones de planificación estratégica, en las que se identificaron las medidas de acción propuestas para favorecer a migrantes.
Russ señaló que casi todos los grupos representados en la reunión inicial compartieron un devocional por la mañana o una reflexión por la tarde, aportando algo de su propia experiencia y tradiciones al grupo. Una mujer compartió su historia de migración desde México sobre el chal que recibió como regalo antes de partir para que la sostuviera y la mantuviera a salvo durante el viaje: cada participante vistió chales para compartir entre sí. Dos personas del sur de California compartieron una oración y un espiritual afroamericano, llamando a participantes a "no callar más".
"Juntos, enraizamos nuestro trabajo en nuestra fe y tradiciones espirituales y desarrollamos un lenguaje teológico para hablar y reflexionar sobre la migración", dijo Russ. "La parte más importante del lanzamiento de la red en persona fue construir juntos una comunidad intercultural de solidaridad y resistencia. Reunir a tantas diferentes organizaciones, iglesias, presbiterios, orígenes y países fue un reto, pero pudimos fortalecer las conexiones y los compromisos, y desarrollar las raíces para sostener este trabajo en el futuro".
Entre aliados regionales que asistieron se encontraban:
- Iglesia Calvinista Reformada de El Salvador
- CEDEPCA
- Frontera de Cristo
- Misión Evangélica Presbiteriana de Honduras
- Pop No'j
- Ministerio de Trabajadores Agrícolas Beth-el
- Grupo de Trabajo sobre Inmigración del Sur de California
Perspectivas de aliados
Una de las participantes aliadas, la Dra. Terisita Matos-Post, directora ejecutiva de Beth-el Farmworker Ministry en Tampa (Florida), escribió una reflexión sobre el papel de las mujeres cristianas en la migración ministerial. En él, abordó numerosos temas de conversación en la reunión de El Salvador, uno de ellos el silencio de la iglesia sobre la migración.
Matos-Post citó a una persona líder cristiana en Honduras que señaló que "la migración es un tema delicado dentro de la comunidad eclesiástica. Migrar para obtener un beneficio económico está bien visto, pero si alguien se ve obligado a marcharse por una amenaza contra su vida, puede ser juzgado injustamente por la iglesia".
Otra persona líder de México, que coordina los servicios para migrantes en la frontera, dijo: "Las iglesias a menudo carecen de comprensión sobre la migración. Esto se debe a que no trabajan, predican ni hablan de ello. En consecuencia, la iglesia no tiene ni idea hasta que se implica y toma conciencia de esta comunidad que se mueve en situaciones diversas".
(El Servicio Presbiteriano de Noticias publicará próximamente más artículos de Matos-Post).
Russ insiste en el papel de la iglesia en lo que respecta a la justicia migratoria.
"La iglesia tiene una palabra profética y un papel especial a la hora de abordar la migración que complementa el trabajo de otras ONG, grupos de defensa y gobiernos, al tiempo que aborda las dimensiones específicamente religiosas, espirituales y teológicas de la migración. La migración no es sólo una decisión económica o social, sino espiritual y religiosa. La iglesia se encuentra en una posición única para proporcionar orientación espiritual a la hora de tomar la decisión de migrar, ofrecer acompañamiento pastoral a migrantes en tránsito, destino o retorno, y desarrollar una teología de la migración que informe el trabajo de la iglesia. Mientras que un tratado internacional puede exigirnos que respetemos los derechos de nuestro prójimo migrante, sólo la iglesia puede pedirnos que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, ya sea nuestro prójimo en otro país o nuestro vecino de al lado. La visión de la iglesia va más allá del simple respeto de los derechos, sino de amar verdadera y fielmente a nuestro prójimo".
¿Qué sigue?
Los próximos pasos inmediatos incluyen reunir al equipo de liderazgo para desarrollar planes locales, regionales e internacionales de defensa y educación intercultural. La red estudiará las necesidades detectadas durante el tiempo que pasen juntos y buscará la manera de satisfacerlas. Durante los últimos días de la conferencia se plantearon diversas metas y objetivos, desde cambios concretos en las políticas públicas hasta cambios en la opinión pública en torno a la migración. Algunas de las acciones propuestas incluían escribir cartas a oficiales del gobierno e impartir formación relacionada con la migración para que líderes pastorales pudieran responder a las necesidades de sus congregaciones. Aunque actualmente no se dispone de recursos, la red está colaborando con el Seminario Teológico de Pittsburgh para desarrollar un programa de formación de líderes en torno al trabajo intercultural, la migración y la teología, y la movilización para la defensa de causas.
Cualquier persona interesada en unirse a la red, o en apoyar su trabajo, puede ponerse en contacto directamente con Joseph Russ, Coordinador de Asuntos Migratorios, Defensa y Misión en el Triángulo Norte de Centroamérica en Joseph.Russ@pcusa.org.
Una vez concluida la reunión, Kathy Wells, participante de la reunión del Presbiterio de Carlisle y de la Red de Misión deHonduras, resumió sus pensamientos en una publicación reciente en el blog.
"Y ahora... es el momento de que pensemos en nuestro propio viaje. ¿Cómo caminaremos con migrantes que son nuestros hermanos y hermanas? ¿Qué podemos hacer para aliviar su carga? ¿Cómo podemos facilitarles la vida en sus propios países para que no sientan la necesidad de migrar? El trabajo que nos espera ahora es el más difícil de todos".